viernes, 16 de noviembre de 2007

De nacionalismos y reinos

Llevamos una semanita con el ¡por qué no te callas! que se las trae. Hay varias formas de entender la jugada: por una parte, un Jefe de Estado que comete una estupidez "formal" y el abandono de un compromiso internacional al más puro estilo Borbón. Sin embargo, la jugada no parece haberle salido mal: hace un par de semanas, cuando se volvía a la carga con la monarquía, los reyes aparecen en Ceuta y Melilla (que, por cierto, si por ellos fuera se podrían haber caído de miseria en todos los años en que los han ignorado), con un respaldo feroz en ambas localidades a "su Rey" (ya vendrán los "vivan las caenas"). La cuestión era una tontería (un Jefe de Estado, de naturaleza antidemocrática, por cierto, que visitaba dos localidades pertenecientes a "su" Estado), pero con la broma y el nacionalismo [rancio=reaccionario=nacional-católico o, lo que es lo mismo, Dios, patria y Rey] emergente, el rey salía reforzado.
El otro día, entre los "cantos al sol" de ciertos medios de comunicación [los mismos que llaman asesino, dictador, execrable, hay que acabar con este tipo, gorila rojo y otras lindezas] y el nacionalismo, una vez más, en torno al Rey, la "España de la pandereta" volvía a salir reforzada. Como no paran de dar leña con la cabeza gacha, " a su disposición, Majestad", uno se cansa ya de tanta tontería.
Partiendo de la base de que considero el nacionalismo como un "mal endémico" [más que nada, porque creo que es falsa conciencia, pero eso es otra historia], con la excepción de la soberanía popular "real", esto es, el nacionalismo político de base [y tampoco es que me entusiasme mucho, la revuelta puede convertirse, bajo la etiqueta del nacionalismo, en masa sumisa], habría que reconocer cierta lógica "dialéctica" entre ambas identidades nacionales: "unos defienden su posición nacional y los otros la suya". Lo nuestro contra "el otro". Bien, tampoco vamos a descubrir ahora las características del nacionalismo, simplemente poner de manifiesto la lógica irracional que se ha adoptado: desde una perspectiva nacionalista, el hecho de que el Jefe del Estado [legitimado, en el marco jurídico internacional, puesto que el Presidente del gobierno reconoció la postura del Sr. De Borbón], en nombre de la nación, deje a sus compatriotas como unos déspotas [entre las formas y el abandono, se cubre de gloria] debería significar cierto descontento entre las "gentes nacionales", si lo que se pretende es, desde una lógica moderna o incluso posmoderna (aaaaarrgg), el vínculo al desarrollo y a la autonomía nacional. Pero, oh, milagro!, no se produce irritación sino correlación entre el "poder personal" del rey y sus súbditos. ¿Por qué? Porque el Rey ha obrado por encima de sus límites formales y jurídicos, y lo que es más grave, políticos: no importa, "su" pueblo le ha respetado, y si no, ahí tienen los medios de "alienación" para que le apoyen.
Una perspectiva crítica habría considerado las posturas referidas acerca del golpe de Estado venezolano [lo del fascismo de Aznar, etc.], pero no se pide tanto. Lo que sí se exige es coherencia: si se alardea de democracia, se demuestra. No se admiten las "bondades" regias heredadas del altísimo; no sólo no se cuestionan sino que "están bien".
Asumir la divinidad de un poder personal, sea Rey, Presidente del Gobierno o sacerdote, cualquiera sean las condiciones en que se dé, no es sino la base antidemocrática del funcionamiento de cualquier sistema. Las necesidades estructurales y el marco histórico irán configurando el esquema: ¿trascendencia regia y católica durante quinientos años? Pues entonces el Rey, violentando SU PROPIA NACIÓN, habrá hecho bien, "es el Rey". Si se salta un margen representativo no importa porque tiene "bula"; si de lo que se trata es de faltar al respeto a un cargo democráticamente elegido, todavía más apoyo contra él [por cierto, se faltaba al respeto a todos]: el fin nacional de sumisión se antepone a los [pobres] medios democráticos de representación. No sé si es más grave oír continuamente "yo hubiera hecho lo mismo", lo que denota una grave carencia democrática y de conciencia política, o que se asuma per sé las facultades positivas del Rey...No sé, un cargo personal yendo contra los intereses de su propio pueblo, que a su vez se siente identificado con él; el fin [trascendental Vs político] justifica los medios; grupos aún más a la derecha bramando por la eliminación de regímenes democráticos...a mí esto me suena demasiado, ya lo hemos visto en alguna parte y varias veces...y mientras tanto, aquí seguimos [el "todo nacional"] en minoría de edad, "felices" (los que lo estén) de identificarse con "su [divino] Rey", con personalidades autoritarias y antidemocráticas por naturaleza...y la extrema derecha en auge. Más necios, imposible.

PD: una vez más, la cuestión clave de la cohesión y la desigualdad social que se debatía, respecto a América Latina, ha quedado ocultada por asuntos formales. Como siempre

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