martes, 27 de noviembre de 2007

Resumen de las últimas lecturas

5-(y 6) Teoría del desarrollo capitalista; introducción (Paul M. Sweezy)

Siendo la sociedad un [todo complejo, compuesto] número de individuos cuyas relaciones precisas determinan la forma de aquélla, la economía política no puede desdeñar el elemento social inmanente al análisis histórico, añadiendo el carácter determinante de las relaciones sociales como una variable dependiente más, lo cual es, en tanto que ciencia e histórica, falso: no considerar las relaciones sociales dentro de su condición como formas históricas y como núcleo de la indagación científica [o, si se usan, se añaden como elementos supletorios y renombrados], algo común en la economía política moderna, no puede terminar de configurarse como ciencia económica “real”. Para depurar la investigación científica de elementos “circunstanciales” o trascendentales, acerquémonos a Marx…

I. VALOR Y PLUSVALÍA

El método: uso de la abstracción

a) Aproximaciones sucesivas: el método permite pasar de lo más abstracto a lo más concreto, utilizando el materialismo científico como forma de conocimiento de los elementos que se abstraen. De la abstracción concreta de esos elementos se puede pasar a lo más específico y, a la inversa, vincular los procesos más singulares a los más generales, en su síntesis coherente. El uso de la abstracción es, por tanto, el proceso de aislamiento y reducción de las variables intensamente investigadas; es decir, se abstraen primero los elementos considerados esenciales para, mediante el ejercicio del materialismo (penetrando en su naturaleza intrínseca), conocer toda la estructura de esa totalidad. Evidentemente, ello conlleva varias dificultades:

-En primer lugar, determinar qué cuestión se examina y cuáles son sus elementos esenciales y, como consecuencia lógica, establecer para qué se pone de relieve lo esencial, haciendo posible su análisis[1].
-¿Cómo pueden reconocerse los aspectos esenciales? Marx desarrolló la abstracción a partir del cambio mediante fuerzas opuestas, a través de la combinación entre la dialéctica hegeliana y el materialismo histórico. Puesto que los conflictos históricos dentro de su clave analítica, su elemento de abstracción [el modo de producción], eran los de clases, las relaciones económicas esenciales son las que están bajo esa expresión del modo de producción, las relaciones sociales resultantes del choque entre esas fuerzas, expresadas en la forma de conflictos de clase, abstrayéndose éstos últimos. A su vez, la lógica de abstracción impele a examinar y dictaminar cuáles son los conflictos de clases importantes: puesto que el modo de producción es la expresión del cambio social, por ende primera abstracción y punto de arranque de la investigación [“el capital es la fuerza que todo lo domina en la sociedad burguesa”], el modo de producción capitalista deviene conflicto de clases entre el capital (burguesía) y el trabajo (proletariado). La lucha entre capitalistas y obreros es el centro de la investigación, y esta es la variable que hay que abstraer para purificarlo y, materialmente, aprehenderlo.
-¿Cómo se abstrae la variable considerada esencial? En este caso, como proceso de aislamiento y concreción, se procederá a la exclusión inicial del resto de relaciones sociales [de producción], introducidas posteriormente. Se reducen las formas más importantes, consideradas en relación a las características y tendencias estructurales de la “totalidad social”, el tipo de relaciones tendentes al cambio social [de ahí la insistencia de Marx respecto a las mercancías, en cuanto objeto relacional de cambio y, de forma inherente, expresión de las relaciones sociales entre las dos clases esenciales consideradas].

b) Crítica y validez relativa de las variables: tanto la crítica como la renovación y depuración científica-metodológica de las variables susceptibles de abstracción hay que hacerlas siempre considerando el nivel de abstracción de éstas. Si la crítica es correcta, el examen deberá preguntarse, por un lado, si las cuestiones se hacen con la debida consideración del problema estudiado. Además, se hace necesario analizar si las mismas eliminan los elementos no esenciales [es decir, abstraen mejor la variable abstraída] y si no destruyen los esenciales, lo cual es una consecuencia lógica del propio método de la abstracción. Porque la pretensión de ésta es estimar las variables esenciales que se han de aislar, esencialidad que no consiste sino en que aquellas configuren todo el procedimiento de abstracción posterior (con los elementos más particulares) y que sean las realmente esenciales, esto es, depuradas de aspectos no esenciales. Sin embargo, si las variables no son esenciales o la crítica elimina las mismas, el proceso de abstracción sería incorrecto o inútil.

c) El carácter histórico: la realidad social es inherente al proceso de cambio dado a partir de las relaciones sociales que la configuran. Es una realidad que remite a la acción humana y que, de forma limitada, admite su intervención, lo que conlleva:

-Que la ciencia social no puede sino tener una actitud histórica, ya que todo el proceso social es inmanente, incluida (o especialmente) la ciencia, lo cual dirige su mismo posicionamiento hacia una actitud crítica ante toda forma social, puesto que es histórica. Pero también, la inmersión e interpretación de los hechos en un contexto histórico mundial, superior a los “todos sociales”, sobre todo la investigación referida al modo de producción capitalista (por histórico y tendente a la adaptación y transformación superadora de los procesos sociales).

-Que, siendo inherente al cambio sistémico y dependiendo éste de la acción humana, la actitud crítica no sólo es posible (racional o lógica) intelectualmente sino moralmente significativa y relevante en la acción práctica, al permitir “salirse y hacer ciencia fuera del sistema pero considerando su inmanencia”, incluida [o más sensible a su percepción] la investigación científica.


[1] Por ejemplo, puesto que es el cambio social y la sociedad la preocupación esencial de Marx, es en estos elementos donde comenzaría el “impulso de abstracción”. A través del proceso analítico-deductivo halló la clave del cambio social en los movimientos del modo de producción generados por el conflicto de clases.

sábado, 24 de noviembre de 2007

alternativa y contrapoder

"...el sentimiento de que ningún humano me es ajeno, de que yo puedo comprender [no imponer] a otro porque ambos tenemos en común los mismos elementos de existencia humana [y no una infra-existencia frente a la apariencia superior]...ensanchar [no endiosar] la idea de sí mismo [hacia el otro alternativo], trascender la consciencia [que no elevarla a trascendencia] e iluminar [no manipular] la esfera de lo inconsciente social, ofrecerá la posibilidad de experimentarnos en nuestra humanidad entera" (E. Fromm).

"La organización sustituye al movimiento; un comité central a aquélla y, finalmente, un dictador sustituye a todos...mientras tanto, el pueblo permanece víctima del proceso" (León Trotski- La revolución permanente).



Buenos días, compañer@s.

A la vista del encuentro que tendrá lugar la semana próxima respecto a la innovación educativa y a lomos de los autores anteriores, hay dos cosas que no por obvias resultan menos destacables.



La primera es la necesidad de eliminar de la enseñanza los "ayatolás": los guías sólo existen en la religión y, dado que es un requisito imprescindible para toda enseñanza emancipadora eliminar todo supuesto trascendental, no tienen cabida en el sistema educativo. La experiencia y la formación científica es un método complejo y, consecuentemente, crítico: crítico no sólo con los propios sujetos sino con el mismo método. Para los "jomeinis ad hoc": no sois el la máxima expresión del saber, ni siquiera poseeis las riendas de la libertad científica. Por tanto, teneis la OBLIGACION, no sólo de asumir las cuestiones y errores en vuestros planteamientos sino de responder a vuestra responsabilidad científica, a saber, la de no convertir los argumentos en dogmas; y menos de bastardear el conocimiento científico, al enarbolar bajo vuestras leyes religiosas "la ciencia".



La segunda es la llave de todo el sistema: la enseñanza tiene una conexión científica, sí, pero más importante es que sea (deba ser) democrática. Como pilar cultural, no puede ser satisfecha sin más criterio que el de eficiencia, simplemente aludiendo a que un método más eficiente supondrá "mayor saber científico" y una adecuación más apta al sistema-mundo moderno. No: la educación es una conquista, que no se nos olvide; pero es una victoria no para adoctrinar desde un aparato ideológico sino para "liberar". Comoquiera que la emancipación crítica permanece sujeta a los métodos de "liberación", el libertador se convierte en tirano por utilizar un método más "científico". ¿Solución? La contraparte: la educación no sólo es democrática por su función social y por el carácter creador de democracia que debiera tener. Es así porque, dado que el poder es relacional, el "centro emisor de saber" no es nada sin la obediencia y aquiescencia respetuosa de la audiencia. Y esto no es nuevo, pero la pega es que continuamente se ha ido jerarquizando/bloqueando los accesos al vértice (profesor, especialista, catedrático, etc.), hasta prácticamente invisibilizar su vulnerabilidad. Miedo a las "represalias", actitudes prepotentes, desmanes continuos...El freno al totalitarismo en la (y de) clase no es otro que la respuesta colectiva; situados los medios en las manos del contrapoder, la síntesis surgida entre la propuesta y la respuesta es, inevitablemente, la acertada. Lo que conlleva que las clases magistrales pueden ser efectivamente cuestionadas...o no. El método no es en sí mismo nocivo; hay materias que requieren una mayor reflexividad, al igual que otras no pueden concebirse sin la praxis directa y casi inmediata. Está en nuestras manos determinar "cómo" se imparte, "qué", así como el "para qué". Pero, antes de que nadie se confunda, esto no se trata de una propuesta de evaluar al profesorado: ni tiene sentido (recordemos también que, como función social, no es lo mismo que una relación de clientela) ni es ético. Y además, la evaluación deriva de esa situación relacional: sin la obediencia, el poder no es NADA. Por eso mismo la soberanía democrática de la enseñanza abarca TODOS los ámbitos, incluido el bloqueo "piramidal": una cosa es proponer y otra imponer, amparado en la verdad. Se será más o menos consecuente contra el dogma desde el contrapoder estudiantil: alternativa que no debe confundirse con irresponsabilidad. La enseñanza universitaria parte de un precepto fundamental: es voluntaria y, por tanto, somos "responsables". Sólo desde esa responsabilidad tenemos legitimidad para determinar el rumbo de la innovación educativa; ahora bien, ese carácter cualitativo no debe ser sobreestimado, o mejor dicho, no se ha de subestimar el factor cuantitativo: somos muchos, demasiados como para ignorarnos. La concentración progresiva del poder, "en flecha", desde el alumnado hasta los catedráticos y rectores, pasando por profesores-imames, es el principal peso muerto que arrastra la educación y, con ellos, no menos "traidores" del postulado democrático de la educación. Los adláteres del poder han existido siempre, instrumentales o clientelares, movidos por intereses y destructores de una innovación real, traidores de la responsabilidad y la reciprocidad solidaria. Los recursos son necesarios. Infraestructura, seguro. Pero lo principal son las relaciones sociales y los recursos humanos que sustentamos su construcción, reproducción y crítica: si ésta se fragmenta, si la "totalidad histórica" que significa el alumnado como contrapoder se viene abajo y, no sólo se resquebraja, se transforma en una guerra socialdarwinista por un rendimiento individual más eficiente, entonces esto no tendrá sentido, con el poder del gurú-profesor convertido en biopoder. Y, mientras tanto, seguiremos haciendo el gilipollas en la cafetería, todos juntos un rato hasta retornar al dogma de clase y nuestra propia guerra caníbal...Buenas noches, compañer@s

PD: lo más triste es que, incluso intentando una innovación educativa, la educación sigue una tendencia de "restricción elitista"; creamos elites entre nosotros, configuramos clases intelectuales en posición privilegiada respecto al/los colectivos sociales. Jerarquía aristocrática que no puede eliminarse sino necesariamente a partir de "abrir" la aristocracia, abrir la educación y la innovación educativa a tod@s. Sin sabernos o creernos con derecho a instruir, a tener y ejercer el poder del saber sobre ellos, sin derecho a desviar hacia la perversión clientelar, la renovación democrática del cogito ergo sum (gestio scire omnia, diría algún compañero)
Y, curiosamente, a veces siento en lo más hondo del ser el gran vacío que genera el que, muchas veces, podamos sentirnos incomprendid@s. Dar ese salto empieza por comprender nosotros, no que nos comprendan; comprender, no IMPONER. Así será más fácil abrir nuestro dominio "de clase" a todos; abrir las puertas de las facultades y abrir nuestro entorno de relaciones sociales (otra forma de creación inconsciente de elites) a todo colectivo; chispa y masa, educación y democracia...alguien habló una vez de ser "una gota en el mar del pueblo". Mejor aún: de esa gota, hagamos mar. Salud

martes, 20 de noviembre de 2007

Resumen del segundo par de textos

3-“Manual de economía política: el mecanismo de investigación científica” (G.Longo)

a) Conocimiento e investigación: iniciado a partir de los hechos (una “mínima elaboración teórica o inquietud cognitiva”), corresponde a la investigación desentrañar la esencia y las relaciones entre los hechos y fenómenos observados. ¿Cómo?

-En primer lugar, a través de la observación y la recogida de datos que, “liberándonos” de prejuicios en la medida de lo posible para reducir el “velo de la ignorancia”, constituyen el material cognoscitivo.
-A lo anterior sigue la formulación de una hipótesis explicativa de los datos recogidos, dando pie a la “fantasía creadora[1]” [imágenes subjetivas, no directamente observadas en la realidad social] que permite, por un lado, conocer la realidad social porque, como la fantasía asume la libertad de creación mental subjetiva (hipótesis), su posterior contraste verificará o no la validez de las hipótesis propuestas y, por ende, su relación con la realidad social observada. Por otro, modificarla, en tanto creación mental “autónoma”, puesto que también se puede elaborar la construcción de su pretensión, expresión de la condición humana como “sujeto activo-creativo”.
Para mantener una coherencia lógica dentro de la fantasía, la intuición se revela fundamental, ya que restringe las versiones “autónomas” de la realidad científica a los aspectos más verosímiles (dentro de los límites del conocimiento) o racionales (dentro de la propia creación)[2].
-Posteriormente, es indispensable la comprobación rigurosa de la correspondencia entre las hipótesis observadas y la realidad de los hechos, ampliándose la observación y la autocrítica teórica y, a diferencia de la primera indagación, la intervención “directa” del investigador sobre los fenómenos observados[3].
-Nueva formulación de hipótesis, modificando o sustituyendo las iniciales a partir de la comprobación de los hechos.
De todo lo anterior se sigue que teoría e investigación se alimentan mutuamente pero obedecen a niveles distintos de conocimiento, necesarios dentro de la ciencia pero, a su vez, sin confundir sus ámbitos analítico (teórico) y descriptivo (empírico).

b) El “orden” de la investigación: los hechos son la base de toda investigación, aunque al iniciarla se parte de presupuestos teóricos o conceptos primarios y, sin embargo, son aquéllos los que permiten una elaboración teórica inicial, que sirve de punto de partida y como “guía” a la investigación. Respecto a ésta, hay que señalar que es colectiva, ya que utiliza conclusiones y elaboraciones de otros científicos como partes integrantes de la suya, que a su vez servirán para otras investigaciones científicas, sociales y humanas: la investigación, individual o grupal, es colectiva como parte de una comunidad científica en continua revisión dialéctica e histórica, como influjo dentro de los “todos sociales” que investiga y acerca de los cuales tiene relevancia y, por último, como parte inseparable de un “todo científico” reflexivo y cognitivo acerca de la existencia humana. Se elabora así una dialéctica de “verdades relativas” acerca de la “verdad absoluta”; a mayor investigación (colectiva) social, más nos acercamos a la verdad absoluta, ya que ésta siempre está contenida parcialmente en las verdades relativas[4]. Puesto que se parte de retroalimentaciones colectivas, el “todo es más que la suma de las individualidades”, ya que también es pensar en investigación alterna, y, sin embargo, para usar otras investigaciones:

-Debe existir una elaboración propia, o de lo contrario no servirá como dialéctica científica. Se parte de una cuestión propia o inquietud pensante, que oriente y se vea orientado por la teoría y propuestas como argumento dialéctico; si no existe esa orientación, la suma de argumentos “sin rumbo” puede crear una confusión múltiple[5].
-Hay que considerar la evolución histórica y la diferencia en los significados conceptuales, por lo que hay que sistematizar, actualizar y explicar los conceptos previos, como una reelaboración constante[6].

c) Conclusión: teniendo toda ciencia un objeto de investigación [el suyo propio] para el cual utiliza un determinado método, dando una determinada visión científica de la realidad [compuesta de hechos y relaciones comprobados científicamente, los deducidos lógicamente, hipotético-temporales e integradores de esa visión en un todo coherente], lo esencial es el método científico, ya que lo que persigue es dar una visión de la realidad cada vez más exacta y rica, debido a dos fenómenos:
-A diferencia del objeto[7], el método evoluciona con cada etapa de desarrollo científico y con las nuevas visiones de la realidad, ampliándose y modificándose la visión ofrecida de la misma, generándose una sustitución cualitativa, al introducir las visiones más comprensivas (verstehen) de aquélla.
-Su síntesis no da “distintas visiones de la realidad”, sino aproximaciones más exactas de la realidad social como un “todo histórico”, puesto que se renueva sucesiva e históricamente acerca del sector estudiado de la misma: “todo lo etéreo se va disolviendo en el aire”.

4-“Ciencia y método” (R. Carballo)

El significado de la ciencia: como actividad humana y social, como esfuerzo consciente, el significado y sus objetivos se centran en construcciones personales/colectivas y siempre sociales, que son inmanentes o históricas, están limitadas a la inmanencia histórica humana. Además, bajo la apariencia científica se han construido formas de dominación social[8], aislada de la praxis social y ocultadora de su especificidad potencialmente universal e intersubjetiva, el método.

a) Ciencia y progreso: partiendo de una reestructuración constante de la metodología científica, la observación y comprensión de la Naturaleza constituye el punto de arranque de la libertad, de ahí que sea vida, como intento sistemático, acumulativo y retroalimentado del conocimiento, y muerte, al demarcar su definición y establecer mediante mecanismos rígidos sistemas de dominación, en lugar de ciencia como retroalimentación acumulativa de las teorías científicas, inherentes a su inmanencia histórica, lo cual es visible respecto al progreso, pues, en lugar de una progresión renovada, la fe ilimitada en él y la perversión pseudocientífica establecen jerarquías despóticas. En este punto podría plantearse la cuestión del conocimiento científico como libertad o esclavitud[9], y más aún, llevar a las últimas consecuencias la naturaleza científica: si lo que se persigue es la comprensión de la naturaleza y de “lo social” a partir de la sistematización, consciencia y autolimitación metodológica, desde esos mismos presupuestos metodológicos renovados se podría llegar a una crítica científica de la propia ciencia, lo cual suele ser más extraordinario, a pesar de que sea inseparable de la investigación científica.

b) Ciencia y concepción del mundo: la ciencia, como modo más sistemático de concepción del mundo, se distingue por el método, anclándose en él puesto que es lo único que ofrece la verdad histórica y relativa, y también los instrumentos de sustitución/adecuación al esquema sucesivo.

c) Método e ideología: ésta inspira a aquélla y “deforma” la ciencia. La comprensión científica está sujeta al componente ideológico en cuanto historicidad del objeto, de sujeto y la propia ideología, de lo que se seguiría:
-Primero, la dificultad de determinar filtros anti-ideológicos. ¿Cómo se puede limitar la influencia de la misma o el carácter más o menos científico? Es decir, en qué medida el grado de influencia reduciría el grado científico.
-Segundo, que aunque el método fuese científico, podría no ser suficientemente riguroso, dejando al arbitrio del “aparato ideológico” la investigación.

d) Etapas del método científico:

-Existe un acto cognoscitivo pre-analítico o “acotación de la realidad”, dentro del marco espacio/temporal y teórico, una base teórica sujeta a la influencia del tipo de concepción del mundo y a la motivación o influencia personal [de lo biogénico a lo psicogénico y a lo sociogénico].
-Después la observación de los hechos [con “percepción sensible”] será seguida por un proceso teórico de abstracción o inferencia inductiva, en el que se clarifican y describen los elementos y sus relaciones, hasta concluir en una síntesis teórica hipotética.
-Desarrollo deductivo de la misma, a partir de un proceso de concretización [inferencias inductivas, deductivas y reductivas] que deriva en la configuración de una nueva síntesis (teoría o modelo teórico) depurada de los elementos falsos, una vez se verifican (o falsan) los válidos: un resultado que es, y que hay que considerar, histórico.
-Como punto final, la investigación exige la contrastación intersubjetiva, una exposición a la comunidad científica en modo formal y concluyente, a partir de una síntesis estructurada que, pasando de lo más general a lo más particular, ofrece la totalidad histórica y las relaciones de los elementos investigados, su inmanencia.

e) Método de investigación y método de exposición: mientras que la investigación abarca todo el proceso del conocimiento científico, la exposición es sólo posible una vez es culminada la primera etapa de aquélla, su proceso dialéctico renovado: una vez se parte de una base teórico-metodológica y se “desmenuzan” (materialismo) sus elementos para, contrastados empíricamente, darles una síntesis lógica e interrelacionada (dialéctica). Sólo configurada ésta puede procederse a su método expositivo y aprehensivo de la misma investigación[10]; la explicación y descripción de la “unidad de lo diverso”, de su totalidad, podrá ser confirmada y expuesta plenamente como corolario de aquélla, a pesar de que, la misma “totalidad” [incipiente] haya sido parcialmente el punto de origen de la investigación.



[1] Dando pie porque, desde la conceptuación hipotética hasta la búsqueda de más hechos y nuevas propuestas teóricas, se configura una retroalimentación dialéctica en todo el proceso.
[2] En síntesis, podría darse por buena la frase “no existo para mí, existo para que los demás no desvaríen” (GALIANI), manteniendo la coherencia “lógica” con la observación y la razón.
[3] Porque no se trata de hechos sociales neutros u objetivables, sino dentro de las hipótesis propuestas. Sin embargo, habría que precisar que, tanto en una como en otra observación, el investigador interviene y “es intervenido” por la propia realidad social, ya que se ve condicionado por la sensibilidad perceptiva y acota los procesos más observables para sí mismo, influido además por todo el conocimiento científico acumulado al respecto.
[4] Desde una perspectiva que encuadre la investigación social como un “todo acumulado, renovado constantemente y colectivamente dialéctico”, la aproximación a la realidad social no consiste en una suma de las aproximaciones parciales sino en “algo más”, ya que las mismas aproximaciones no se van aunando cual puzzle, sino que van dándose forma de modo coherente y revisado acerca de la realidad histórica concreta.
[5] De ahí la crítica que, a salvo de las propuestas imprescindibles [aunque siempre sujetas al impulso unilateral], puede hacerse al método educativo de pasividad inútil.
[6] Dentro de los marcos epistemológicos, Boaventura de Sousa Santos propone una “Teoría de la traducción” que emancipe los conceptos de desviaciones inoportunas, de cara a una mayor integración de la indagación científica. Ver op. Cit.
[7] Algo que también es cuestionable, ya que su mayor o menor variación estaría en relación intrínseca con el nivel de abstracción elegido y, como objeto histórico, también está sometido a su inmanencia histórica. Podría añadirse que las construcciones de la realidad social también son históricas, esto es, influyen sobre la percepción científica en modo histórico, en palabras de Sacristán, “como la concepción del mundo interviene sobre el conocimiento científico”.
[8] Por cuanto se cae en un culto trascendental de la “ciencia”, lo que elimina su condición de tal, y además se perpetúa jerarquía científica mediante la opacidad terminológica y metodológica: “nombrar [y no hacerlo] es mandar”.
[9] Desde nuestra propia perspectiva, el conocimiento científico siempre es LIBERTAD en cuanto la ciencia hace caer [o debería], progresivamente, el “velo de la ignorancia” y los presupuestos dogmáticos, pero también nos hacemos esclavos de su propia lógica científica, obligándonos a ser más libres. Además, cuanto más conscientes somos de la libertad científica, tanto más de la esclavitud de lo que ignoramos y, cuanto más científicos, más conscientes de los estrechos márgenes de esa libertad, es decir, más libremente conscientes de nuestra esclavitud.
[10] Superadas todas las “fases” y sintetizado el proceso, la exposición científica puede pasar de lo más abstracto a lo más específico, exponer sus relaciones inherentes a la totalidad observada y concluir su armazón o lógica coherente.

viernes, 16 de noviembre de 2007

De nacionalismos y reinos

Llevamos una semanita con el ¡por qué no te callas! que se las trae. Hay varias formas de entender la jugada: por una parte, un Jefe de Estado que comete una estupidez "formal" y el abandono de un compromiso internacional al más puro estilo Borbón. Sin embargo, la jugada no parece haberle salido mal: hace un par de semanas, cuando se volvía a la carga con la monarquía, los reyes aparecen en Ceuta y Melilla (que, por cierto, si por ellos fuera se podrían haber caído de miseria en todos los años en que los han ignorado), con un respaldo feroz en ambas localidades a "su Rey" (ya vendrán los "vivan las caenas"). La cuestión era una tontería (un Jefe de Estado, de naturaleza antidemocrática, por cierto, que visitaba dos localidades pertenecientes a "su" Estado), pero con la broma y el nacionalismo [rancio=reaccionario=nacional-católico o, lo que es lo mismo, Dios, patria y Rey] emergente, el rey salía reforzado.
El otro día, entre los "cantos al sol" de ciertos medios de comunicación [los mismos que llaman asesino, dictador, execrable, hay que acabar con este tipo, gorila rojo y otras lindezas] y el nacionalismo, una vez más, en torno al Rey, la "España de la pandereta" volvía a salir reforzada. Como no paran de dar leña con la cabeza gacha, " a su disposición, Majestad", uno se cansa ya de tanta tontería.
Partiendo de la base de que considero el nacionalismo como un "mal endémico" [más que nada, porque creo que es falsa conciencia, pero eso es otra historia], con la excepción de la soberanía popular "real", esto es, el nacionalismo político de base [y tampoco es que me entusiasme mucho, la revuelta puede convertirse, bajo la etiqueta del nacionalismo, en masa sumisa], habría que reconocer cierta lógica "dialéctica" entre ambas identidades nacionales: "unos defienden su posición nacional y los otros la suya". Lo nuestro contra "el otro". Bien, tampoco vamos a descubrir ahora las características del nacionalismo, simplemente poner de manifiesto la lógica irracional que se ha adoptado: desde una perspectiva nacionalista, el hecho de que el Jefe del Estado [legitimado, en el marco jurídico internacional, puesto que el Presidente del gobierno reconoció la postura del Sr. De Borbón], en nombre de la nación, deje a sus compatriotas como unos déspotas [entre las formas y el abandono, se cubre de gloria] debería significar cierto descontento entre las "gentes nacionales", si lo que se pretende es, desde una lógica moderna o incluso posmoderna (aaaaarrgg), el vínculo al desarrollo y a la autonomía nacional. Pero, oh, milagro!, no se produce irritación sino correlación entre el "poder personal" del rey y sus súbditos. ¿Por qué? Porque el Rey ha obrado por encima de sus límites formales y jurídicos, y lo que es más grave, políticos: no importa, "su" pueblo le ha respetado, y si no, ahí tienen los medios de "alienación" para que le apoyen.
Una perspectiva crítica habría considerado las posturas referidas acerca del golpe de Estado venezolano [lo del fascismo de Aznar, etc.], pero no se pide tanto. Lo que sí se exige es coherencia: si se alardea de democracia, se demuestra. No se admiten las "bondades" regias heredadas del altísimo; no sólo no se cuestionan sino que "están bien".
Asumir la divinidad de un poder personal, sea Rey, Presidente del Gobierno o sacerdote, cualquiera sean las condiciones en que se dé, no es sino la base antidemocrática del funcionamiento de cualquier sistema. Las necesidades estructurales y el marco histórico irán configurando el esquema: ¿trascendencia regia y católica durante quinientos años? Pues entonces el Rey, violentando SU PROPIA NACIÓN, habrá hecho bien, "es el Rey". Si se salta un margen representativo no importa porque tiene "bula"; si de lo que se trata es de faltar al respeto a un cargo democráticamente elegido, todavía más apoyo contra él [por cierto, se faltaba al respeto a todos]: el fin nacional de sumisión se antepone a los [pobres] medios democráticos de representación. No sé si es más grave oír continuamente "yo hubiera hecho lo mismo", lo que denota una grave carencia democrática y de conciencia política, o que se asuma per sé las facultades positivas del Rey...No sé, un cargo personal yendo contra los intereses de su propio pueblo, que a su vez se siente identificado con él; el fin [trascendental Vs político] justifica los medios; grupos aún más a la derecha bramando por la eliminación de regímenes democráticos...a mí esto me suena demasiado, ya lo hemos visto en alguna parte y varias veces...y mientras tanto, aquí seguimos [el "todo nacional"] en minoría de edad, "felices" (los que lo estén) de identificarse con "su [divino] Rey", con personalidades autoritarias y antidemocráticas por naturaleza...y la extrema derecha en auge. Más necios, imposible.

PD: una vez más, la cuestión clave de la cohesión y la desigualdad social que se debatía, respecto a América Latina, ha quedado ocultada por asuntos formales. Como siempre

Reunión de grupo

La reunión de la sesión de 15-11-2007 (jueves) ha sido fluída y provechosa, permitiéndonos configurar un esquema, más o menos operativo y en constante revisión del trabajo de investigación.
En general, el proyecto se articula sobre un marco teórico-metodológico e histórico; los procesos generales y especificidades del Mercosur; el "Balance" (actual), tanto en su vertiente interna como externa; y, por último, las perspectivas, hipótesis y conclusiones al respecto.
Hay que decir que la investigación no se refiere "sólo" al marco oficial o genérico del Mercosur dentro del Derecho regional o del Derecho Internacional Público y el sistema económico internacional en "sí", sino que, a partir de los datos inducidos y la economía mundial se persigue la explicación de dicho proceso. De ahí que hayamos llegado a una serie de propuestas o hipótesis que se irán redefiniendo o refundiendo en otras más sólidas, o bien se negarán conforme a su verificación empírica, pero siguiendo la linealidad del esquema teórico, base de la investigación científica.
Dados, por tanto, un marco teórico-metodológico específicos y una configuración histórica particular, las hipótesis parten de varios supuestos: una inclusión regional en una división "superior" del trabajo, dentro de un marco económico mundial (ahí nos centraremos en el regionalismo abierto y el papel clave que, a nuestro parecer, tiene la diversificación productiva); el rol que, tanto histórica como factualmente, tienen los intereses nacionales y los transnacionales, dentro de la esfera regional (en "conflicto abierto") como "bloqueo" y como posible potencialidad de desarrollo, de forma simultánea. Aunque son propuestas generales, conviene considerar la entrada de nuevos Estados que, como Venezuela, pueden replantear cualitativamente la naturaleza del Mercosur.
Por otra parte, hemos atendido al distanciamiento entre una serie de integración (económico-política) y los procesos de asimetrías sociales y geográficas que se crean, lo cual podrá ser también contrastado, así como la "ruptura" entre bloques de poder e integraciones culturales o identitarias y, conforme a unas notas de la observadora, con la correspondencia [o no] institucional-normativa que tienen.
Evidentemente, esto es el esquema general, la reunión ha dado bastante de sí y los "excedentes" y cosas sueltas (una "tormenta de ideas" ha dicho alguien) iban siendo recogidas, lo que también ha supuesto un apoyo adicional, reconstituyendo el esquema.
Como se ha dicho, es, en todo caso, un proceso "abierto", redefinido continuamente sobre estas directrices generales, y así lo ha considerado el grupo.

martes, 13 de noviembre de 2007

Resumen de las dos primeras lecturas

1-“¿Qué es la ciencia?” (G. Longo)

Del idealismo de Schumpeter al materialismo filosófico

Es ciencia “cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes [hábitos mentales y dominio de los hechos descubiertos por esas técnicas] para perfeccionarlo”. Es decir, la primera premisa es que la verificación empírica es inherente a ella (no por mera teoría) y que la Ciencia está en continuo perfeccionamiento, o no es ciencia. Prosigue Longo con su análisis (ana-lysis, separación de los elementos para aprehenderlos) a partir del conocimiento.

¿Qué es el conocimiento? Su finalidad es la comprensión de las normas (leyes) del universo empírico que rodea al hombre, de su realidad objetiva. La segunda premisa es que existe una realidad objetiva y, por ende, la Ciencia social “real” también será objetiva, lo cual lleva a una contradicción con el siguiente postulado respecto al conocimiento individual[1]. En fin, el conocimiento científico, si es tal:

-Debe proporcionar una descripción de la realidad, de forma que la explique, es decir, que permita “dibujar” las relaciones causales (necesarias o inherentes a sí misma) que vinculan los distintos objetos de la misma.
-La explicación de esa realidad social debe ser tal que ella misma “sea explicada a partir de su propia realidad social objetiva” (vinculándose a una determinada comprensión del mundo), lo que es común a todas las ciencias y lo que las distingue. Aquí llegamos a una tercera premisa, a saber, que se puede construir una ciencia verdadera o real, y por etapas, un progreso científico inherente a su mismo perfeccionamiento dentro de una comprensión verdadera de la realidad social “objetiva” y real.
La conclusión de lo anterior lleva al materialismo filosófico como única forma de conocimiento de la realidad, no solo como única ciencia real sino que abandona la lógica múltiple de aproximación a la realidad. Sólo puede ser esa aproximación, llevada a sus últimas consecuencias, conforme al materialismo, lo que es coherente con un postulado de ciencia social real y “objetiva”[2].

-Debe comprenderse [el conocimiento científico] tan sólo como una parte de la actividad humana, como un medio. De nuevo se considera el conocimiento como previo o mediato a la praxis sobre la realidad social, cuando podría ser a la inversa, el conocimiento a partir de la actividad práctica, aunque existiese una inquietud que podría denominarse cuestión teórica[3]. Que considere el conocimiento científico sólo como un medio (aplicable a la transformación de la materia) y en fases significa: por un lado, la eliminación del conocimiento como un fin, algo moralmente imprescindible porque impide la “manipulación ideológica-científica”, pero práctica y teóricamente incorrecto: puede orientarse a la praxis (de hecho, así es)[4], además de la orientación que para el conocimiento subjetivo o individual puede suponer. Además del conocimiento de la “verdad” (como si, desde distintos planos de abstracción, sólo existiese una) de forma independiente de la praxis sobre la realidad, considera la acción de forma colectiva y el pensamiento, individual, aunque se enmarque socialmente, lo cual tampoco es exacto: el pensamiento es social, y como tal es aprehendido y racionalizado de modo individual pero también colectivo, siendo inherente a aquél el conocimiento social. En este aspecto se podría inquirir: si la acción colectiva y el pensamiento individual son fenómenos sociales, y el individuo es el ser social, ¿es el conocimiento/pensamiento consciente el “pensar social”?
Por último, obvia las consecuencias prácticas de la ciencia cuando, en su acción, es “práctica consecuente” y, por tanto, social. Esto es, no puede obviarlas; puesto que se trata de “un marco conceptual comprensivo de las relaciones recíprocas que existen entre los hechos y fenómenos sociales…” (A. Einstein), puede ser, en su plano de abstracción, más total o “real” (en sus mismos términos), pero también ha de tener en cuenta las orientaciones y respuestas prácticas.

2-“¿Qué es una concepción del mundo?” (M. Sacristán)

a) Concepción del mundo y súper estructura: una concepción del mundo consiste en una “serie de principios que dan razón a la conducta de un sujeto”, inmersos en la cultura (valores, criterios, verdades sobre el mundo y lo social) de la sociedad en que vive y en su praxis cotidiana, reforzándola:

-Es parte de la súper estructura y susceptible de ésta, cuya subordinación real o más superficial a la súper estructura habría que contrastarla con las creencias reales de la Sociedad.
-A diferencia de las “verdades absolutas e inverificables” de las concepciones del mundo, el conocimiento científico positivo se distingue por su intersubjetividad[5] y por su capacidad de formular previsiones exactas, puesto que están sometidas a su verificación y falsación, al contraste empírico, lo cual es imposible e imprescindible en la concepción del mundo. Como tal (subordinada a principios absolutos o dogmas vitales), no puede postular afirmaciones susceptibles de verificación o argumentaciones analíticas, tan sólo metafísicas, que escapan al conocimiento científico. Tampoco es intersubjetiva, ya que, careciendo de un procedimiento metodológico y teórico contrastable y cuestionable, toda concepción del mundo es diferente entre sí, socialmente y en los efectos que genera (y reproducen) en colectividades e individuos.
-Ahora bien, las relaciones entre la concepción del mundo y el conocimiento científico muestran la situación de aquella como “inspiración” de la investigación positiva, si es la ciencia la concepción del mundo (sujeta a contraste empírico). Una relación constante en la investigación científica y que debe ser siempre considerada, a menos que no se parta de “concepciones del mundo”, respecto a lo cual la súper estructura dominante tenderá a deformar la investigación científica o, al menos, tendrá un efecto potencial de perversión científica.

b) La concepción marxista del mundo (materialista y dialéctica): es una concepción del mundo explícita en todos sus extremos. Es decir, busca la supresión del anclaje del conocimiento al idealismo o a las desviaciones ideológicas respecto a la realidad social. También es una concepción científica, en tanto ha de basarse en la validación de las ciencias reales, no en las afirmaciones metafísicas[6], lo que significa que las conclusiones del pensamiento marxista no consisten en una construcción voluntaria o idealista, porque no se llega por la mera teoría, ni tampoco superior, tan sólo científica. El marxismo no es una meta-ciencia, sino una concepción del mundo basada en la misma [haciendo explícitos los elementos de la realidad social y sometiéndolos a verificación] y con ésta como fin [de ahí que explique la motivación científica a partir del “inmanentismo”, la explicación de los factores a partir de las relaciones y procesos con los demás, no mediante una afirmación trascendental]. Dicha comprensión remite a lo histórico (lo inmanente) las posibilidades del conocimiento científico[7].

-La concepción marxista del mundo se basa en el materialismo por la capacidad de abstracción y analítico-reductiva (y deductiva) de la ciencia positiva, eliminando de la explicación del mundo los factores irracionales u opacos [pese a lo cual, advierte el autor, conviene no caer en la indiferencia respecto a lo cualitativo, algo inherente al conocimiento científico positivo llevado al extremo, conduciendo a una “materia vacía”]. Ello implica una penetración en la realidad material sólida (permitiendo, a la larga, conceptos y construcciones mejoradas), pero a modo de leyes generales, lo que elimina la posibilidad de individualizar los objetos (explicar su esencia).
-Se basa en la dialéctica porque, si la concepción del mundo tiene que dar de sí una determinada comprensión de las totalidades complejas, concretas y completas, y el marxismo tiene como base una concepción del mundo basada en la ciencia positiva, la dialéctica se ocupa del ámbito de esas totalidades concretas a partir de las abstracciones permitidas por el análisis científico. Por eso, si lo que se propone como concepción del mundo es dar una determinada comprensión de esas totalidades concretas[8] pero sin introducir más componentes de esa situación que las permitidas por el método del materialismo científico [los resultados de la abstracción y el análisis reductivo], el marxismo se reconoce a sí mismo como una dialéctica científica (a partir del materialismo) o una “filosofía científica[9]”: porque, desde el materialismo dialéctico e histórico, la mera dialéctica es filosofía [de ahí la crítica de Marx-Engels a Hegel, en cuanto idealista], y la ciencia “pura” es insuficiente de cara a la comprensión de las realidades históricas concretas [ya que “destruye” todo lo cualitativo, como se apuntaba anteriormente], de ahí que las totalidades sean “el nivel [de abstracción] del discurso dialéctico”. La síntesis marxista re-estructura los datos del materialismo científico como comprensión coherente (lógica, dentro de la inmanencia y la inherencia relacional de sus elementos) de la totalidad concreta.
Por último, respecto al cuestionamiento que se hace del materialismo dialéctico como “verdad eterna o pretensión de superioridad inmodificable”, habría que hacer dos precisiones: por un lado, a pesar de las múltiples desviaciones o perversiones ideológicas o incomprensiones metodológicas del mismo, una concepción del mundo con la ciencia como punto de partida y como fin no puede aceptar postulados que no sean verificables y analíticos. Pero, además, no es “eterno” en tanto la crítica es inherente a sí mismo; por histórico, comprendiendo las “totalidades históricas” y las relaciones inherentes a ese proceso histórico[10], lo que es inseparable de la concepción científica, por cuanto la ciencia es histórica y está en continua adecuación histórica o “perfeccionamiento metodológico”.





[1] El marxismo puede estudiar un plano de la realidad social más estructural u “objetivo”, pero asegurar que la ciencia es objetiva y que el conocimiento es individual, esto es, “subjetivo”, llevaría a una contradicción antitética, seguramente paliada porque el análisis de la realidad social desde la “ciencia objetiva” y desde el conocimiento a nivel “individual” se hacen desde perspectivas diferentes y marcos distintos. Lo que Marx llamaría diferentes “planos de abstracción”.
[2] Esto es lógico, si se atiende al postulado de realidad social en cuanto objeto. Ésta se aprehende mejor desde una lógica científica-materialista, por lo menos en cuanto al análisis de sus elementos, ya que éstos empiezan a cambiar, dentro de la observación científica, cuando empezamos a hablar de subjetividades y construcciones sociales de la realidad.
[3] Por ejemplo, mediante la praxis organizativa del trabajo es como el “proletariado y el proletario” llegarían al conocimiento “objetivo” de la realidad social del modo de producción capitalista, de sus contradicciones y de la consciencia de clase. De la organización práctica se llegaría al “conocimiento” y, de ahí, a la acción, no al revés.
[4] Esto es una de las críticas más incisivas del comentario crítico posterior hecho por Carballo, R. De la misma forma que la práctica puede orientar al conocimiento, el práctico puede obrar a partir de su conocimiento más o menos científico. En este sentido, es interesante la observación de NEGRI respecto a la condición del campesinado como “fuerza de trabajo y como científico multidisciplinar”. Ver Multitud.
[5] Los que ostentan dicho conocimiento asumen la comprensión científica del mismo modo, teórica y metodológicamente, de ahí la intersubjetividad.
[6] Al respecto, Sacristán afirma que la filosofía es apta como inspiración de la investigación y como reflexión coetánea sobre la misma.
[7] Histórico es en cuanto científico, de ahí la inmanencia. Si algo se da por preexistente o trascendente, entonces el análisis histórico no ha lugar y la explicación aprehensiva de la realidad social no pasa por el conocimiento científico sino por verdades eternas e inmodificables, por trascendencia ideológica.
[8] Las concreciones reales serían los individuos vivientes, como “ser social” por ser inherentemente social y también humano, las formaciones históricas o las situaciones concretas, “deconstruidas” por la ciencia positiva y recontruidas de forma coherente y sintética por la dialéctica.
[9] En cuanto la lógica dialéctica reconstruye las abstracciones científicas de forma coherente, describiendo las relaciones inherentes a esas “totalidades históricas”, y también como instrumento garante de coherencia teórica, dentro de su propia concepción del mundo que parte y “concluye” en la ciencia [más bien no concluye, se retroalimenta dentro de ella].
[10] Y a la crítica que, desde la lógica dialéctica, puede someterse.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Productividad y rapacidad: eterno lastre

Síntesis de la clase de 7 de noviembre de 2007 (hace setenta años, en una galaxia lejana, muy lejana...[hoy parece aún más lejana]):
Dando un vistazo a las noticias de la economía española, y alrededor de los elementos cardinales del modelo relacional del sistema capitalista (productividad, competencia, precios, empleo y salarios), podemos concluir, una vez más: ¡¡¡vaya mierda de modo de producción que existe en este Estado!!! Algo que no es nuevo pero que, viendo la base condicionante que tiene la productividad, no deja de cabrear al personal, y más viendo la relación entre una pésima competitividad y un énfasis salvaje sobre la plusvalía absoluta. Si de la productividad depende todo el modo de producción, ¿cómo se encubre la falta de dicha productividad? Más aún, ¿qué se puede esperar de un sistema que a base de una sobre-extracción de fuerza humana impresionante no consigue apenas crear una mínima competitividad?
La productividad determina, en el modelo neoclásico, el proceso relacional del sistema (a saber, se incrementa la productividad y suben los salarios, sin perder competitividad), algo introducido también en el modelo keynesiano. Es decir, existe una IGUALDAD relacional, base sobre la que se construye el vínculo entre productividad y salarios (coherencia material con el pacto formal entre capital y trabajo), germen del mayor desarrollo económico en toda la historia mundial.
Siendo la productividad eliminada como concepto estructural, determinante de los salarios y encubierta por el alza de los precios [ocultando la pérdida de poder adquisitivo real a partir de las inflaciones de precios. Y encima, tras los años noventa, con un año de retraso], el proceso relacional cae a una DESIGUALDAD creciente en forma exponencial. ¿Por qué?
Dado que la productividad depende del I+D y del elemento humano, se dan dos condicionantes que suponen la esquilmación en, y del sistema: primero, el factor humano positivo es eliminado como determinante (la productividad), invadiendo el factor económico (el puro beneficio) todo el proceso relacional. Pero, además, la productividad depende del grado de inversión en I+D, lo que permitiría un incremento de plusvalía relativa; no en España, ya que existe una carencia rampante de conocimiento que permita desarrollar una tecnología propia o adaptar y renovar imitaciones externas. ¿Resultado? Ante tamaño despilfarro de tecnología aplicada, para incrementar cierto grado de competitividad se produce una sobre-explotación de plusvalía absoluta: ¡trabajamos mucho más para rendir lo mismo!
Se cierra el círculo con la "huída a los intangibles", lo que vuelve a hacer depender el proceso, no de la productividad y el salario, sino de los precios y de la extracción de beneficio, concluyendo en un detrimento crónico de la productividad y la competitividad, y, por supuesto, una incapacidad de desarrollar las fuerzas productivas (incremento del desempleo y retraso importante tecnológico).
Respecto al modelo Toyota, sólo quería exponer ciertas cuestiones. Compartiendo que la productividad es cada vez más un modelo "organizativo", el ejemplo de Toyota como "la empresa" no creo que pueda ser copiado, al menos aquí, por varias razones. Primero, el vínculo cultural entre fin y medio no es el mismo: el modelo Toyota parte de una conexión casi "vital" entre trabajo y vida, aún más, el modelo es un mismo modelo de vida (aviso para navegantes: no lo estoy juzgando), algo difícilmente aplicable en nuestro país, un sistema cargado de su misma "aristocratización" (como ya se dijo en otro texto) y de rapacidad intra e inter-clases. Además, el modelo Toyota puede suponer la culminación de la organización científica del trabajo, subordinado a la productividad y a la realización; pero, más que de voluntad, es de una invasión del ámbito productivo a cargo de la "rentabilidad financiera" de lo que estamos hablando, por consiguiente una ficción por el momento (está bien, pero parece poco probable).

A modo de conclusión, a muchos de nosotr@s nos gustaría leer muchos de los libros recomendados por los profesores (no falla, sin leerlos no entenderemos nada. Esto también se repite en casi todo el profesorado). Pero eso requiere una cosa algo escasa: TIEMPO. Como ya decíamos en otros textos y sesiones de clase, la aceleración del contexto espacio/tiempo (1) supone la inversión de la relación: de ser la humanidad dueña (y esclava) del tiempo, pasa sólo a someterse a él, con las consecuencias más destructivas que pueda pensarse. Qué importante es hacer todo con un poco de tiempo...todo el día corriendo, más aprisa, más deprisa, adelante, adelante, izquierda, derecha, rendimiento, notas, atención, prestación. Respeto y sumisión. Amistad, realización, pensamiento, coordinación, evaluación, reflexión, autocrítica y decisión, acción, acción, acción...todo pasado por el agua del tiempo...y se está acabando.




(1) Sobre esta relación, Prigogine [Premio nobel de Química] afirma que, al igual que la aceleración geológica-biológica tiene repercusión sobre las estructuras físico-químicas, también la intromisión de hábitos (y del habitus) acelerados y esquizofrénicos de las relaciones sociales conllevan una estructura más inestable y acelerada en el plano individual y social. Ver De Sousa Santos, Boaventura (2005) El milenio huérfano. Madrid: Trotta.