miércoles, 17 de octubre de 2007

Crisis sistémica mundial

La globalización se estructuró a raíz de un proceso de acumulación primitivo (un beneficio "inmediato" e improductivo), con las inmobiliarias como motores de la economía mundial, que se articula con el petróleo como eje energético fundamental, determinante de la estabilidad o conflictividad del propio sistema. Observando la "geografía económica", podemos observar la crisis inmobiliaria de los EEUU como un primer indicio de la crisis mundial, y como apuntábamos anteriormente, estrechamente vinculada a la subida imparable de los precios del petróleo.
¿Hacia una crisis económica "total"?
Veamos, en el Norte la crisis estadounidense denota la ineficacia de un modelo que sólo se sostiene mediante el capital financiero entrante, que equilibra la balanza comercial negativa y permite "sujetar" la economía por su consumo sobre el resto del sistema mundial. Una crisis que arrastra a los Estados de Bienestar, inmersos en su propio declive, acicatado por su insistencia en agravar sus propias contradicciones al insistir en la política monetaria (atada también a esta crisis). Tomando el petróleo como determinante fundamental y la crisis como indicador, podemos establecer varios "frentes":
-En África, la sobre-explotación y la desertificación, sumada a la extracción de sus propios recursos (en los que el Sudeste asiático juega un rol preferencial, sobre todo China) eliminan la posibilidad de un modelo de desarrollo autónomo (de ahí los flujos migratorios que, por otro lado, podrían "revitalizar" el Estado de bienestar, bajo otro tipo de políticas, claro).
-Otro ámbito potencial de recursos es América Latina: el "giro político" de algunos Estados (Bolivia o Ecuador) permite que éstos, conscientes de la necesidad de recursos autónomos para desarrollarse, no estén por la labor de ceder más de lo necesario a las transnacionales en materia energética. No son todos, es cierto, pero el gran motor del subcontinente, Brasil (por cierto, creo que es la "excepción" de productividad ejemplar de la que se hablaba hoy en clase), no alcanza por sí sólo y además se ampara en una protección estatal de estos recursos.
-Así pues, África desertificada, América Latina "intentando" (también el equilibrio militar hará presencia aquí, otra vez, tarde o temprano, lamentablemente) un desarrollo "autónomo" (de alguna forma, integrado. Aunque parezca difícil su continuidad, todo el Sub-continente es Estado miembro o asociado del Mercosur; es un comienzo) y los países de la OPEP bloqueando el petróleo (y subiendo).
-Por otro lado (y ya que se nos había medio quedado en el tintero), Rusia acerca posiciones a Irán y los Estados centroasiáticos, al mismo tiempo que se "aproxima" a la UE (más bien a los motores económico y político de Europa, Alemania y Francia).

Si el sistema es un todo, y a Estados Unidos le "salva" el consumo y la compensación del capital financiero, ante la crisis y con una serie de frentes de recursos "hostiles" o potencialmente autónomos (¿un eje París-Berlín-Moscú? ¿Teherán-Moscú?) y el Sudeste asiático como motor real, ¿no es viable una fuga de capitales crítica?
Quizás la crisis interna de Estados Unidos, aunada a las contradicciones teóricas, si se prefiere (no se entiende muy bien que se siga insistiendo, aunque en muchos casos sea más formal que real, en un mercado libre, desde su perspectiva "estatal-nacional" ya que sería más estable, seguramente, un desarrollo productivo más protegido, y más ante tamaña crisis), permitan redefinir, una vez más, el mismo sistema.


NOTA: no pretendo ser "apocalíptico". Puede que la crisis no sea tan demoledora, aunque con los datos analizados (aunque someros), podríamos aventurarnos en otro tipo de geoestrategias. Teniendo en cuenta la hegemonía imperial de EEUU, si se ve obligado a cuestionarse a sí mismo su modelo improductivo y el propio sistema económico mundial, repensar el Estado de Bienestar podría significar repensarlo de otra manera, tal vez de forma más "global" (y más teniendo en cuenta que, en épocas recesivas, los Estados menos desarrollados acusan menos la crisis y se ven obligados a un crecimiento autónomo).

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